En un castillo hechizado
Una princesa y un príncipe se hallaban
El príncipe, cegado
La princesa, deprimida
Una princesa y un príncipe se hallaban
El príncipe, cegado
La princesa, deprimida
Cada alba,
el príncipe despertaba a la princesa
el príncipe despertaba a la princesa
Cada alba,
espinas eran clavadas
espinas eran clavadas
Eran aquellas pues,
Las que en el corazón se clavaban
Las que en el príncipe se hundían
Las que él no veía
Las que en el corazón se clavaban
Las que en el príncipe se hundían
Las que él no veía
Cada ocaso
La princesa se ocultaba
Desaparecía en su habitación
La princesa se ocultaba
Desaparecía en su habitación
Cada ocaso,
el príncipe acudía a verla
el príncipe acudía a verla
La llamaba
Y por ella se preocupaba
Y por ella se preocupaba
Pero espinas se clavaban
Y el príncipe no las veía
Y el príncipe no las veía