Redundantes
son las fauces del león que me atrapa.
Un óbice
mi presencia entre los dientes
de este hastío apodado existencia.
Tras mi exánime sombra
el golem se refugia
que de diamante habiéndose creído
en papel hubo resultado.
Y vago
cual ser incorpóreo,
estorbando igualmente
y sin cristalino cuerpo en que apoyarme.
Al parecer
en cada aspecto
una molestia resulté ser.