Arrullada
por el dulce aliento
de aquella luna naciente
que brotando,
naciendo
en el lóbrego horizonte
su ternura en rayos me regala.
Abandonada
a las últimas caricias
de un sol que se retira.
Maravillada
por el suave graznido
de las tardías zancudas
que solitarias
mi cambiante cielo cruzan.
Y en tu protector abrazo
me hallo cálida
aletargada
reposada
aislada de todo temor
de todo frío
observando el espectáculo
de tu energía y cariño.
me hallo cálida
aletargada
reposada
aislada de todo temor
de todo frío
observando el espectáculo
de tu energía y cariño.