viernes, 17 de agosto de 2018

Atardecer

Arrullada
por el dulce aliento 
de aquella luna naciente
que brotando, 
naciendo
en el lóbrego horizonte
su ternura en rayos me regala.

Abandonada
a las últimas caricias 
de un sol que se retira.

Maravillada
por el suave graznido
de las tardías zancudas
que solitarias 
mi cambiante cielo cruzan.

Y en tu protector abrazo
me hallo cálida
aletargada
reposada
aislada de todo temor
de todo frío
observando el espectáculo
de tu energía y cariño.




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