Pintura amarilla,
amarga felicidad,
sabía que me dañaría
y que nunca obtendría saciedad.
Dulce dolor,
el que me causa tu soleada mirada,
agria impaciencia,
por abrazar a alguien helado.
Me dañas,
como si de clavos fueses,
me gustas, sombra amarilla,
a pesar del perpetuo hielo que te envuelve.
Me hunden tus palabras,
retóricas pero inocentes,
hacen mella en mi alma.
Me rompo lentamente,
cual cristal siendo impactado,
se confunde mi mente,
cual laberinto inacabado.
Aún así,
incapaz soy de dejarte,
y aunque me daño eternamente,
muero por abrazarte
Nena, ni en broma et mengis aquest pa, que no es melmelada, que es mantega...!Ara llegiré els teus versos, ja contestaré, ja et pots preparar.
ResponderEliminarUuuuiiiix... Em fas por...
EliminarMira, no et deixis enredar ni per la teva iaia, no es melmelada ni mantega , es... pintura!
ResponderEliminarOstres! No m'en havia adonat! Hauré de tenir més cuidado la propera vegada...
EliminarAra ja he llegit el "verso" Comentário- es millor que no t'abrasis massa a la llesca del pa, doncs sortiràs tota tacada i la teva mara s'enfadarà molt. Pensa-ho be.
ResponderEliminarTranquil-la que no ho faré
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